Las violencias sociales son, para la globalización, una realidad fácilmente manipulable con lo que científicamente se difunda de ellas, especialmente a través de las nuevas tecnologías de la comunicación, en manos de expertos analistas, que conducen la opinión pública hacia la perspectiva de los socios mayoritarios de empresas ideológicas adscriptos a grupos políticos parlamentarios que gobiernan d.
La violencia se simplifica, se neutraliza, o se complica en función de lo que beneficie al proceso inacabado de globalización.
Una de las causas fundamentales de la violencia social, es la crisis económica. Esta crisis se atribuye a la falta de ética en la política social.
El efecto de la televisión, y las nuevas tecnologías de comunicación, hacen posible que la idea envolvente de la globalización se perciba por la ciudadanía como algo que ocurre al mismo tiempo en el mundo. La asociación de imágenes de hechos similares produce en el espectador el efecto de esa mundialización de fenómenos sociales complejos, como lo es el de la violencia.
La violencia, natural o humana, ha presidido permanentemente la vida del planeta, y nunca hemos podido dominarla. Sin embargo, el hombre siempre ha pensado en la paz y trabaja para conseguir descanso que le permita gozar de la vida, pero en la realidad, se ve obligado a dialogar con fuerzas y poderes violentos que tensan su voluntad obligándole a responder con violencia a los desafíos de la vida. No obstante, siempre deseó un mundo apacible, y en los períodos más violentos de su historia imaginó paraísos en donde la violencia no tenía lugar, creando fabulosos reinos de paz y bienaventuranza.
En realidad, el hombre nunca dejó de observar la violencia, aún cuando no encontrara una respuesta satisfactoria. Inventó divinidades y rostros caprichosos de la violencia con el respaldo de las religiones, creencias y culturas. Por eso, desde los principios de la vida civilizada, los hombres no sólo se conformaron con describirla con monumentos literarios, arquitectónicos y estatuarios, sino que la sometieron a un estudio cada vez más profundo, puesto que hasta a la experiencia humana, le resulta difícil abarcar la violencia en toda su dimensión, y mucho más encontrar alguna solución para dominarla absolutamente.A pesar de todo, existen muchos hechos en que todas las interpretaciones e indagaciones coinciden en la posibilidad de someterlos a un estudio que en nuestros días se torna indispensable.
Los discursos sobre la violencia se dan siempre en cada cultura en tiempos históricos distintos, y todas las culturas suelen elaborar dichos discursos sobre la violencia social reconociendo cualquier vertiente de manifestación.
Si abordamos el concepto de violencia con un criterio relativista, podríamos afirmar que la asignación de tales criterios no siempre son formulados o concebidos claramente, y ello se debe a los diversos tipos de violencia y a los distintos escenarios donde puede manifestarse. Nuestra sociedad está atravesada por la violencia, como toda sociedad de clases. Se establecen relaciones de poder entre dominadores y dominados, donde aparece la opresión, el autoritarismo y la discriminación.
Existen distintas formas de violencia en el mundo: guerras, asesinatos, torturas, desapariciones, para las cuales se han buscado diferentes formas de combatirla. Pero existe también la violencia intrafamiliar o doméstica frente a la cual nuestra sociedad no ha encontrado caminos de solución suficientes.
La violencia se ha hecho algo cotidiano, al punto que sólo consideramos como tal la agresión física o los atentados contra la propiedad, agresiones verbales, " desmanes" en los estadios de futbol o espectáculos; esto lo observamos a diario en los medios de comunicación.Sin embargo la sociedad convive con otro tipo de violencia que se desarrolla en silencio y por lo tanto no es noticia: mortandad infantil, desocupación, carencia de buenos servicios sanitarios, salarios paupérrimos, escasez de vivienda, etc., en definitiva, toda la sociedad experimenta la violencia.
La violencia doméstica pertenece a la esfera privada de cada individuo, pero no por ello es menos importante. En nuestras aulas, reflejo constante de la comunidad, vemos niños que viven en un clima violento en sus casas, donde es muy probable que ellos mismos sean las víctimas. Frente a esta realidad, el ser humano ha desarrollado mitos y prejuicios para comprenderla, así nos paramos frente a esta problemática con pre - conceptos que nos impiden abordar la situación; también nos paraliza el carecer de respuestas para esta realidad y no conocer el modo de operar sobre ella para modificarla. En el aula, lo importante es saber que el docente desde su rol específico puede desarrollar únicamente una tarea de prevención primaria, promover el desarrollo de un entorno de contención y convertirse en guía en el momento de buscar ayuda; el tratamiento.